Por qué el creador del Bitcoin nunca podría usar su dinero


Satoshi Nakamoto, el creador del Bitcoin (BTC), se ha colado en la lista de los 50 hombres más ricos del mundo. Se cree que podría tener cerca de un millón de Bitcoin (aproximadamente, 980 000 BTC), lo que tendría ahora mismo un valor de 19 400 millones de dólares.

A falta de dos mil millones más, es prácticamente lo que pagó Facebook en 2014 por comprar WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea más conocida (para que veamos la magnitud); también podríamos verlo como casi tres veces más caro de lo que le costó Motorola a Google.

Y, a pesar de ocupar el puesto número 44, y subiendo, pues debido a la inflación, esos 980 000 BTC cada vez valen más, se desconoce la entidad de esta persona, pues el nombre es un apodo, realmente. Nadie más que el propio Nakamoto sabe quién es (suponiendo que sea una sola persona). Pero, por varias sencillas razones, el que dentro de poco (si el Bitcoin sigue aumentando su precio al mismo ritmo) podría ser el hombre más rico del mundo, nunca podría usar sus Bitcoin

Ni siquiera se sabe si tiene acceso a las cuentas

Nakamoto rechazó incluso un nóbel en economía .Los monederos de Nakamoto más o menos están ubicados, debido a que al principio de todo solamente minaba él, y nadie más. El creador llegó a ganar 50 BTC cada 10 minutos, 300 cada hora, 7200 cada día, así desde 2009 hasta 2011, cuando ‘abandonó’ el proyecto. Para aquel entonces, durante los primeros años de vida, el Bitcoin no valía más que 0,06 dólares, literalmente seis centavos de dólar (recordemos a día de hoy está a punto de valer 20 000 dólares).


Pero ahora bien, todas esas criptomonedas, que a día de hoy podrían superar la cantidad de 980 000, no están en el mismo monedero (un monedero es como una cuenta bancaria donde se almacenan los BTC). De hecho, cada 10 minutos, cada nuevo bloque minado (un grupo de 50 BTC por aquella época), usaba un monedero vacío nuevo. Así, hay decenas de miles de monederos con 50 BTC cada uno de ellos (cerca de 900 000 dólares) por ahí.

Y hay una opción muy posible: Satoshi nunca apuntó las contraseñas de esos monederos, sin las que no podría usarlos. Y es que no tendría sentido guardar cerca de 22 000 contraseñas, que son el número de monederos en los que podría haber guardado esos Bitcoin. Y más, cuando en aquella época no valían absolutamente nada. En el mejor momento, cuando se estima que abandonó los monederos, toda esa cantidad valía apenas 60 000 dólares comparado con los 19 400 millones que valen a día de hoy.

¿Para qué minaba, entonces, si no valían nada? Minar todos esos Bitcoin, en cambio, no han sido en vano. Aunque esos Bitcoin no valieran nada en aquella época, sirvió para mantener la red mientras la moneda se hacía conocida y se expandía. Si nadie (él) minaba, simplemente no funcionaría. Por lo tanto, minó hasta que no fuera necesaria su presencia, cuando ya había otros mineros que podían mantener el sistema por sí mismos.

Lo más probable es que fueran cuentas de usar y tirar, literalmente. Pero ello no implica que no haya podido guardar algún la clave de algún monedero, cosa muy probable ya que, simplemente por tema de pruebas, sería necesario. De hecho, algunas de las cuentas de Nakamoto sí que se han usado, así que es muy probable que aún tenga las contraseñas de estos monederos (a no ser que las haya perdido, recordemos que ya hacen 6 años, mínimo, de este momento).

La ‘cuenta génesis’, como se llama al primer monedero de todos, a día de hoy sigue ahí, con sus 50 BTC (90 000 dólares) y sin realizar ninguna transferencia saliente (de hecho, es técnicamente imposible por un error que no se sabe si fue voluntario o no). Entrante, no obstante, se han realizado un total de 1139 (al menos mientras escribo estas líneas) transacciones a favor. Gracias a pequeñas donaciones, a día de hoy la cuenta génesis tiene un total de 66,7 BTC (unos 120 000 dólares).

Supongamos que vende, ¿qué ocurriría?

Los Bitcoin de por sí no valen nada, como cualquier cosa, hasta que te deshaces de ello. Para que valgan algo, tendrás que venderlo o intercambiarlos por dinero real, y ahí ya entra el juego de la oferta-demanda.

Supongamos, por un momento, que Nakamoto vende sus Bitcoin. No todos, sino una pequeña parte de esos Bitcoin almacenados en monederos que sean de conocimiento público (básicamente, solamente hay que comprobar la edad del monedero y, según la antigüedad y la actividad de la cuenta, se puede predecir si pertenecen a Satoshi o no).

Nakamoto, desde la sombra, no puede hacer mal al Bitcoin. Si sale a la luz, en cambio, sí que podría repercutir negativamente. Y esa es la razón por la que, aun pudiendo llegar a ser el hombre número 44 más rico del mundo, no intercambia sus Bitcoin, además del porqué se desvinculó del proyecto, para no ser detectado. Desde el momento que realice una transferencia, podría seguirse un rastro, un hilo de que tirar.
Y en el caso de que consiguiera intercambiar grandes cantidades sin ser rastreado, sería
negativo para la moneda. A lo mejor no al nivel de vender una cartera de 50 BTC (equivalente ahora mismo por unos 90 000 dólares), pero sí que podría ser negativo vender varias carteras, pues, a mayor disponibilidad (estás vendiendo una gran cantidad de monedas, y por lo tanto aumentas la disponibilidad), el precio baja, pudiendo caer de forma considerable.
Con todo esto, tenemos que, aun siendo el hombre más rico del mundo, nunca podría acceder a su fortuna, o no al menos a su totalidad, por los riesgos que ello conlleva, y siempre que conserve las claves de acceso

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